Cuando hablamos de silo bolsa, nos referimos a esos enormes plásticos blancos que cubren los campos argentinos 🌾. Son verdaderos contenedores a cielo abierto: guardan granos, semillas y alimentos que viajan kilómetros en nuestra tierra. Al final de su vida útil, suelen quedar arrumbados, cargados de olores intensos: a campo húmedo, a semillas olvidadas, a agua estancada.

 

Y allí comenzó nuestro desafío.

Decidimos dar el primer paso en el camino de recuperar un material. Un trayecto que no es el más corto —ni el más simple— dentro de un proceso productivo. Sin embargo, lo elegimos con convicción, porque sabemos que diseñar con materiales recuperados es una forma de mitigar la huella ambiental 🌎.

 

Al principio todo era artesanal, casi épico: la familia entera participaba del proceso de lavado de silo bolsas 💦👨‍👩‍👧‍👦. Entre risas y complicidad, recordamos aquellos días como una mezcla de esfuerzo y juego colectivo. Un aprendizaje compartido que nos unió aún más a este propósito.

 

Hoy estamos en otra etapa. Generamos una alianza con Siclo Rural, una empresa B certificada 🤝✨, que se encarga de la recolección y pre-limpieza del material. Este paso no solo nos permitió profesionalizar y agilizar el proceso, sino también crear un nuevo puesto de empleo 💼, ampliando el impacto positivo de nuestro trabajo.

 

Pronto contaremos en detalle cómo avanza esta alianza hermosa, pero no queríamos dejar de mirar hacia atrás y recordar nuestros inicios. Porque cada bolsa lavada a mano, cada aroma que nos acompañó, cada risa compartida, forma parte de nuestra identidad como marca y de la historia de Bolsa Red ♻️💚.